En la Diputación provincial de Córdoba(i) durante el régimen del general Franco pueden detectarse dos etapas cronológicas bien definidas y diferenciadas en cuanto a su funcionamiento jurídico. La primera, en la que funciona en calidad de comisiones gestoras desde el mismo momento en que estalla la guerra civil en 1936 hasta 1949, y la segunda desde 1949 hasta la transición al régimen constitucional en 1979, durante la cual la corporación pasa a ser constituida en sesión plenaria tras elecciones provinciales corporativas. Desde la perspectiva política en esta segunda etapa cabe señalar las fechas de 1975, en que muere el Jefe del Estado General Franco, a partir de la cual se inicia un proceso de transición a un régimen democrático y 1979 fecha de las primeras elecciones municipales en el nuevo régimen constitucional.
Desde la perspectiva económica se vislumbran varias etapas, pues siguiendo la actividad desarrollada en función de sus presupuestos hay que señalar que a la penuria de la posguerra, seguirá la reforma hacendística de los cincuenta, la cual facilitará el despegue de la Diputación en los sesenta desarrollando una actividad inversora hasta el fin del régimen. Y en cuanto a las líneas políticas de actuación, se detectan que inicialmente dedicará su atención a las disposiciones llegadas del Gobierno Central, destinadas a la consolidación del Nuevo Estado, sin apenas poder hacer frente a la resolución de los propios problemas provinciales y, posteriormente, una vez consolidado el Régimen, atender a los intereses provinciales mediante la creación de infraestructura viaria y a las necesidades de los pueblos de la provincia por medio de la dotación de equipamiento municipal.
La Ley de Bases de Administración Local de 1945, promulgada en 1950, crea la figura del presidente-gerente en la Diputación, confiriéndole la importancia necesaria para que ejerciera con eficacia su cargo, atribuyéndole aquellas competencias que no fuesen propias de la Diputación. La Ley de 3 de diciembre de 1953 modificaba la de bases de Régimen Local de 1945, que en lo concerniente a las diputaciones implica una extensión de sus competencias con obligaciones en cooperación para lograr la efectividad de los servicios municipales y la nivelación presupuestaria de los pequeños municipios. Desde los años 50 la legislación franquista promovió que las diputaciones provinciales desarrollasen sus facultades de fomento, mejora de infraestructura y servicios, cooperación municipal y tutela de ayuntamientos pequeños, sin ceder un ápice a la descentralización y autonomía. En el abanico de competencias a desarrollar por las diputaciones, éstas hubieron de ajustarse a unos presupuestos recortados y escasos. Sin embargo, sea como fuere, en España hallamos obras públicas, instituciones sanitarias y servicios promovidos por las diputaciones provinciales del franquismo. Sus huellas son visibles en cada municipio, en cada carretera. El quehacer de la Diputación, sus actuaciones, sus intervenciones fueron tan domésticas y cotidianas como los alcantarillados rurales, las carreteras provinciales, las instituciones sanitarias y de beneficencia o los peones camineros.
Los problemas a los que tuvieron que hacer frente las diputaciones del primer franquismo, en general, fueron los mismos dada la crítica situación en que habían quedado las provincias al acabar la guerra civil: el abastecimiento de agua potable a los pueblos, la situación sanitaria, la vivienda, la beneficencia, las carencias en el terreno de la instrucción pública, etc. El nivel de huérfanos y acogidos como consecuencia de la guerra civil supuso para la Diputación de Córdoba, como para otras muchas, un serio problema, pues el mantenimiento de los establecimientos benéficos consumía gran parte de los presupuestos, junto a los gastos de personal. Pero no fueron estas cuestiones las que se debatieron en las comisiones y en los plenos, sino que las principales preocupaciones de la Diputación van a girar en torno a las vías de comunicación, vinculadas al desarrollo y la cooperación municipal.
Al iniciarse en Córdoba la Diputación corporativa de 1949, según se desprende de los discursos de los presidentes y gobernadores, puede afirmarse que se pretendía que las diputaciones fuesen un organismo realmente importante en la provincia. En consecuencia el presidente debía de ser un esforzado gerente de la Diputación. Esta no se concebía sólo como un órgano económico-administrativo y benéfico, sino que la labor de la Diputación era la de coordinar, tutelar y propulsar a los pueblos de la provincia, especialmente a los económicamente débiles.
Los asuntos que surgen en la Diputación como consecuencia inmediata de la guerra fueron el de los huérfanos, la escasez de medicamentos y la dificultad de recaudación en los pueblos y el paro(ii). La Casa de Socorro Hospicio ya estaba saturada a fines de agosto de 1936. En diciembre, el aumento de ingresos de niños, desamparados a consecuencia de la guerra, generaba un serio trastorno económico a la Corporación. A mediados de 1937, ante la imperiosa necesidad de las circunstancias, se dejaba sin efecto las disposiciones que limitaban el ingreso de acogidos en el Hospicio. Se crearon dos orfanatos que irán, sucesivamente, dotándose de enseres. Al término de la guerra el número de expósitos era tan elevado, agravándose con los ingresos causados a consecuencia del brote de epidemias, que se renueva la suspensión de ingresos.
En agosto de 1936 ya habían surgido los primeros problemas en el suministro de medicamentos de farmacia del Hospital de Agudos. En septiembre, los agentes proveedores de farmacia indicaban que no había medicinas ni materiales de curación en ninguna de las plazas sometidas al ejército.
Desde comienzos de la contienda la situación dificultaba la recaudación provocando el consiguiente corte en los ingresos de la Corporación. En septiembre de 1935 los problemas económicos llevan al Interventor a declarar que la situación de la caja era de verdadero agobio. Tres cuestiones resumen la problemática hacendística de la Diputación cordobesa: los créditos y sus intereses; la implantación y cobro de los impuestos provinciales; y la situación financiera de los ayuntamientos de la provincia. En realidad, la situación es un preludio de lo que sería, en años sucesivos, algo usual: una sobrecarga de competencias y obligaciones frente a una crónica escasez de recursos. La Diputación indicó vías de solución, pero el Gobierno no las acepta. El férreo control del Estado sobre las diputaciones se establece desde el primer momento. Los intereses provinciales siguieron quedando pospuestos a los intereses del Gobierno.
La situación financiera de los ayuntamientos durante la guerra fue bastante crítica, y tuvieron serias dificultades para atender uno de los problemas más acuciantes, como fue el de los huérfanos. A fines de julio de 1939, el presidente emitió un informe en el que se exponía la difícil situación económica de la Corporación a la vez que proponía medios para remediarla. El estado de desolación y de ruina en que quedaban la mayoría de los municipios no les permitiría hacer efectivos los compromisos contraídos con la Diputación. Por otro lado, los gastos de beneficencia habían aumentado a causa del incremento de un 50 por ciento de las estancias en los centros benéficos y solicitaba algunas medidas para hacerles frente.
Al finalizar la guerra civil las diputaciones quedaron situadas en un estadio paralelo al de comienzos del siglo XX: una empobrecida hacienda, la atención a la beneficencia y a algunos caminos locales, sin medios y un total acatamiento y sumisión a los poderes del gobierno central. Las comisiones gestoras estuvieron presididas por Eduardo Quero Goldoni (1936-1941), Manuel León y Adorno (1941) y Enrique Salinas Anchelerga (1941-1949).
Al acabar la guerra, la situación del paro obrero se había agudizado, extraordinariamente en la provincia de Córdoba. El endémico paro estacional se hacia presente al finalizar el verano de 1939, el Gobierno Civil insta a la Diputación a que acuda a remediarlo, creyendo que se resolvería con la intensificación en la ejecución de obras de carácter provincial como la construcción, reparación de carreteras provinciales, caminos vecinales y puentes. En el verano de 1940, ante el posible paro estacional se inician gestiones ante el Gobierno Civil para aumentar los ingresos de la Junta Provincial del Paro. En el año 1945 fue preciso conseguir créditos extraordinarios para conjurar el paro obrero y, aunque no fueron suficientes, remediaron aquél en gran parte. A finales de los cuarenta la situación del paro era considerada muy grave y la vía de solución, por parte de la Diputación, seguía siendo la construcción de caminos. La reconstrucción de la infraestructura viaria siguió siendo lenta. En 1950 en la provincia de Córdoba, la red de caminos vecinales se había aumentado en 300 km. a la vez que se habían ampliado los ya existentes. Pero la escasez de materiales continuaba y se detectaba la falta de hierro tan necesaria para la construcción de puentes en el Guadajoz y en Albendín. En estos años la escasez de materiales suponía una rémora para la construcción de caminos.
El estado de desolación y de ruina en que quedaban la mayoría de los municipios les generó una situación económica bastante crítica, y tuvieron serias dificultades tanto para atender al problema de los huérfanos como para hacer efectivos los compromisos contraídos con la Diputación. Existía una Comisión de Reconstrucción de la Provincia, en contacto con la Dirección General de Regiones Devastadas, pero los expedientes incoados para cada pueblo se demoraban mucho en su tramitación.
Iniciados los años cincuenta la reconstrucción del país seguía siendo tema candente. El presidente Enrique Salinas haría una moción cuyo objetivo era que los ayuntamientos tuvieran más facilidades para obtener subvenciones para obras, ya que las consignaciones, entonces vigentes, resultaban insuficientes. Mediada la década de los cuarenta, la Diputación de Córdoba acometió un mayor número de servicios y, aunque sigue atendiendo la beneficencia y la asistencia social, éstos van descendiendo en orden de importancia presupuestaria. Con la reanudación de los plenos, a partir de 1949, se constata la importancia que van adquiriendo otras cuestiones en la problemática provincial(iii).
El 24 de abril de 1949 se constituía la primera Diputación Corporativa, que debía durar hasta 1952, bajo la presidencia de Enrique Salinas Anchelerga, quien ejercía la presidencia de la Comisión Gestora desde el 11 de noviembre de 1941. Salinas permanece hasta el 9 de mayo de 1950, fecha en la que le sucede Joaquín Gisbert Luna en la presidencia.
Joaquín Gisbert Luna tomó posesión de la presidencia el 9 de mayo de 1950 y cesó el 23 de septiembre de 1957. En septiembre de 1957 es sustituido por Rafael Cabello de Alba. Bajo el mandato de Joaquín Gisbert se realizaron tareas importantes para la Diputación y provincia de Córdoba como la reforma de las haciendas locales e implantación de la imposición provincial, inversiones en caminos vecinales, creación de escuelas mediante la cooperación municipal, y la repoblación forestal, además de continuar el mecenazgo cultural y educativo.
Creación de la Revista Omeya
La Diputación consideró conveniente y necesario la divulgación de los objetivos que pretendía alcanzar, los motivos que lo justificaban, las dificultades en la mejora de los servicios, los datos de su coste, los proyectos a iniciar o los ya en curso, y cualquier campo de su actividad pública provincial que constituyese materia de interés para el administrado. Todo ello la llevó a la creación de una revista que publicitase las actividades corporativas y que se denominó OMEYA, en honor de la dinastía que elevó a Córdoba a capital de un imperio.
Los impuestos provinciales
La Ley de 3 de diciembre de 1953, al crear el arbitrio sobre la riqueza provincial, sacó a las diputaciones de su precaria situación financiera, dotándolas de los medios económicos imprescindibles para el desarrollo de su cometido. El Presidente Gisbert negoció la firma de los convenios con los agentes económicos. Con la reforma de las haciendas locales de 1953, y la implantación de la imposición provincial, que se produjo bajo la presidencia de Joaquín Gisbert, la Diputación iniciaría una mayor dinámica provincial(i). Mediada la década de los cincuenta, dadas las malas condiciones de los Establecimientos benéficos se proponía la creación de un nuevo hospital provincial de Agudos con arreglo a las necesidades de la provincia, y un nuevo edificio para el Colegio provincial de la Merced, así como ampliar pabellones para el hospital de Crónicos ante el angustioso problema del acondicionamiento de los enfermos acogidos en ese centro. Se acordó la redacción de un proyecto para Hospital provincial de Agudos y la adquisición de terrenos para construir un edificio para el Colegio de la Merced.
Los caminos
Cuando el Estado entrega el servicio de caminos a la Diputación, en 1925, había construidos 290 Km. Durante la guerra y la posguerra se tuvieron serios problemas para dotar a la Sección de Vías y Obras de maquinaria y otros elementos indispensables como cemento, hierro y carburante. En 1950 la red de caminos vecinales se había aumentado en 300 km. a la vez que se habían ampliado los ya existentes Durante el mandato de Gisbert se invertirían 50 millones en caminos vecinales, más 9 millones pendientes de subasta en los proyectados, dotando además al servicio de caminos de maquinaria de la que carecía totalmente. En 1956 había 1444 kilómetros construidos y en período de “conservación”, estando en construcción otros 444. El plan de conservación para la mejora de camino vecinales de 1956 fue de 14.990, 174,17 pesetas. Se dotó, además, al servicio de caminos de maquinaria de la que carecía totalmente
Cooperación municipal
Una de las más importantes aportaciones de la Diputación de Córdoba en la reconstrucción de los pueblos fue a través de la construcción de escuelas. En 1952 se inició un plan de construcciones escolares que no cuajaría hasta 1955 y finalizaría al terminar la década de los cincuenta. Partiendo de un déficit inicial de más de 1000 escuelas, la capacidad de realización de las corporaciones locales siempre quedaba corta, o a un ritmo insuficiente para nivelar en corto tiempo la necesidad de escuelas con el ritmo demográfico. En junio de 1952 el presidente de la Comisión de Educación exponía la gravedad de la situación escolar en la provincia de Córdoba, y se ve la urgencia de arbitrar fórmulas viables de cooperación con los municipios, los cuales no podían económicamente cumplir con las obligaciones que le imponía la Ley de Educación Primaria. La Diputación acordaría con el Estado en contribuir al 50%, tras ello se redactó un plan de construcciones en el que se estudiaba la fórmula económica de participación de los ayuntamientos. De los 74 municipios cordobeses, pese a los ofrecimientos ventajosos de la Diputación, solo 28 manifestaron su propósito de acogerse al Plan. Fue aprobado el Plan de Construcciones Escolares el 11 de diciembre de 1953, y remitido al Ministerio de Educación para su definitiva sanción. La promulgación de la Ley de Construcciones Escolares, paralizó el plan provincial durante dos años, el cual no volvió a ponerse en marcha hasta fines de 1955(ii).
El tema de facilitar recursos a los municipios se perfila como vital en los plenos desde finales de los cuarenta, experimentando un fuerte ascenso entre 1952, 1956 y 1958, años en los que se abordan tanto los problemas relativos a los caminos provinciales, como los inicios de la cooperación municipal. En 1955 sólo 20% de los pueblos estaban dotados de agua, un 30% estaban insuficientemente dotados, siendo las dotaciones medias de cinco, diez y cincuenta litros por persona y día. Un Plan urgente y preliminar fue aprobado por el Ministro de la Gobernación en julio de 1956. En 1957 ya se habían construido edificios para escuelas en diversos municipios, y se planeaba hacerlo también en pequeños núcleos rurales. El orden de necesidades y las deficiencias de los servicios públicos en los pueblos, quedaron plasmados en los Planes Generales de Ordenación Económico-Social. Los plenos estarían marcados por la colaboración en la Repoblación forestal, además de alguna incidencia de apoyo agrario y ganadero El apoyo forestal continuó en las siguientes décadas(iii).
Los certámenes de pintura.
En 1955 se crea un Certamen de Pintura instituido, en esta ocasión, en memoria del pintor cordobés Antonio Acisclo Palomino. En el I Certamen salió premiado el cuadro de Miguel del Moral Los teólogos. En noviembre de 1956 se aprueban las bases del Concurso de Pintura, al que se invitó a participar tanto a pintores españoles como hispanoamericanos, instituyéndose cuatro premios. El Primer premio con medalla de plata lo obtuvo el pintor cordobés Pedro Bueno Villarejo por su obra Retrato de Niña. Y la medalla de plata fue concedida a Manuela Pozo Lora por Muchacha con bufanda. En el Certamen de 1957 el segundo premio fue para la obra de Pascual Palacios Tardes Paisaje de la Sierra de Córdoba y el tercer premio lo obtuvo Mª Antonia Dans con la obra Paisaje urbano (Plaza de Santa Catalina).
Mecenazgo educativo.
La Diputación continuó con la concesión de pensiones para estudios de Bachillerato, Música, Magisterio, Veterinaria, Letras, Ciencias, Perito Industrial, Escuela Elemental del Trabajo, Seminario Conciliar, Pintura, Escultura, Farmacia. Otra forma de dinamización educativa fue la de aportar recursos para laceración y mantenimiento de otras instituciones docentes. De este modo la Diputación de Córdoba jugó una importante baza en la creación de la Universidad Laboral de Córdoba, aportando terrenos y presupuesto La gestión docente fue encomendada a los dominicos. Y en 1955 firmó un convenio con el Ministerio de Educación Nacional para la creación y funcionamiento de la Escuela Pericial de Comercio, en colaboración con el Ayuntamiento de Córdoba. También se incrementaron las subvenciones a los institutos laborales que funcionaban por la provincia, y se colaboró a la lucha contra el analfabetismo mediante planes educativos en colaboración con la Inspección de Enseñanza Primaria.
En 1956 se aprueba el reglamento del Centro Coordinador de Bibliotecas, acordándose una contribución para el sostenimiento del mismo, desde él se ayudaría a la instalación de bibliotecas públicas en los municipios.
La beneficencia provincial
El Hospital Provincial de Agudos, en la plaza del Cardenal Salazar seguía cumpliendo funciones benéficas atendiendo a los enfermos necesitados. Se introdujeron algunas mejoras dotándolos de un nuevo servicio de cardiología y de radioterapia, pero el viejo caserón ya no reunía condiciones para hospital. En 1955 se reconstruyó la capilla de San Bartolomé, aneja al hospital de Agudos. La Casa Provincial de Infancia o Casa de maternidad continuaba en el antiguo hospital de San Sebastián. Allí permanecían los niños y niñas hasta los 7 años, edad en la que pasaban al Colegio de la Merced, en el que permanecían los niños y niñas hasta los 18 años. En la década de los cincuenta todavía se encontraba ubicado en el antiguo convento mercedario, pero su situación hacía prever las necesidades de un cambio, y en 1955 se aprueban las bases de adquisición de terrenos para la construcción de un nuevo Colegio Provincial de la Merced y de una colonia veraniega en Chipiona para que los acogidos en dicho centro pasasen el verano en la playa. El 13 de abril de 1956 se aprobó la creación de un Colegio Provincial de Sordomudos,con capacidad para 40 alumnos internos y 20 externos.
Bajo el patrocinio de la Diputación, se creó la Caja Provincial de Ahorros en 1952, siendo inaugurada una nueva sede en 1957.
Rafael Cabello de Alba toma posesión el 24 de septiembre de 1957 y cesa en septiembre de 1962. El Presidente Cabello de Alba inicia una nueva política tecnocrática y planificadora dedicando a los pueblos una línea de atención preferente, y a justificar la existencia de la Diputación en el inmenso campo de Cooperación con los municipios.
La cooperación a los municipios
Los dos primeros Planes de Cooperación estuvieron dedicados casi en su integridad a la realización de obras de captación y mejora del abastecimiento de aguas y alcantarillado a los pueblos de la provincia. En 1961 estaba en ejecución más del 90% del último Plan de Cooperación cuatro meses después de haber sido aprobado, 36 pueblos habían mejorado su abastecimiento de agua, 16 completamente terminados, 18 en trámite y 2 en ejecución. La Diputación invertía en cooperación el 5,87 % de su presupuesto. A través de la Cooperación se llevaría a remotos lugares de la provincia luz, teléfono, agua y alcantarillado, más la construcción de mercados, mataderos, y viviendas para funcionarios municipales. De 1961 a 1964 los servicios de cooperación a los municipios ejecutaron obras por importe de unos 93 millones de pesetas. En la línea de la cooperación se contribuyó a la construcción de edificios para el equipamiento de los pueblos como mercados, lavaderos, mataderos. Las construcciones escolares, en el ámbito de la cooperación municipal, supusieron una solución de emergencia ante la necesidad de reducción de la población analfabeta de la provincia. Con el Ayuntamiento de Córdoba colaboró estrechamente en creación del aeropuerto de la capital, como mejora de los medios de comunicación, dentro del área de Cooperación
La Diputación había contribuido a la creación de la Caja Provincial de Ahorros, al objeto de prestar ayuda financiera a los municipios, ahora colabora en la construcción de un edificio para sede de la misma
La Diputación seguía con sus tradicionales competencias en materia benéfico social, inaugurándose el Colegio Provincial de Sordomudos, creado en 1956
Mecenazgo artístico
En el certamen de pintura de 1958 obtuvo el primer premio Francisco Arias Álvarez con la obra Paisaje de Morella, cuyo intimismo esquemático sitúa la obra en la Joven Escuela Madrileña de los años cincuenta. El segundo premio lo obtuvo Menchu Gal con su obra Bodegón, en la que renueva esta temática, situándose también en la Joven Escuela Madrileña de los años cincuenta. En el certamen de 1958 recibió mención de honor una obra de Rafael Medina Hidalgo Paisaje.
El primer premio del certamen de 1959 lo llevó Luis García Ochoa con la obra Pueblo. Obteniendo el segundo premio José Morales, con la pintura sobre chapa tituladaAbstracción. El tercer premio recayó sobre Rosario Rodríguez Tierno con su obra El Castillo. Recibió premio provincial del certamen de 1959 Rafael Medina Hidalgo con su obra El Adolescente y la naturaleza. Se le concedió una mención honorífica al Paisaje del pintor De la Fuente Grima
El premio de pintura de 1960 fue concedido a Antonio Zarco Flores por su obra Composición/ Grupo. Y en 1961 el premio se le concedió al óleo de Chel por su cuadroTrabajadores.
Antonio Cruz Conde tomó posesión el 25 de septiembre de 1962 y cesó en 1967. Con la presidencia de Antonio Cruz Conde la Diputación de Córdoba inicia unas actividades crediticias desconocidas hasta entonces y que reflejan el dinamismo de una corporación provincial cuyo resultado fue la realización de obras de carácter extraordinario, que repercutieron en el equipamiento de la provincia.
De la Beneficencia a la Asistencia Social
El presidente Cruz Conde le imprimirá un giro radical a la beneficencia, aunque las soluciones prácticas tardarían algunos años en verse. Con él, la Corporación aprobó las líneas generales de actuación en materia sanitaria que incluía la construcción de un hospital psiquiátrico y la de un hospital general, dando preferencia al primero. El proyecto de transformación social es ambicioso y constante. Se cambiaría también los conceptos del hospicio por un centro educativo, y el Colegio de la Merced se reorganizó quitándole el exclusivo destino de beneficencia de modo que tuvieran acceso a él todas las clases sociales, ampliándose las disciplinas a impartir y el profesorado, permitiendo además que los alumnos pudieran seguir estudios superiores. Para los acogidos en el Colegio de la Merced se proyectaron los Colegios Provinciales “Fernando III” para niños e “Isabel la Católica” para niñas, como lugar de residencia y en los que los acogidos asistirían a la escuela pública
Con el mismo criterio se creaba la Residencia Infantil El Carmen. En un intento de eliminar los complejos de infortunio. Al suprimir el antiguo criterio de casa-cuna y sustituirlo por una residencia infantil de toda procedencia, se pretendía eliminar el desprestigio social que conllevaba. El edificio de la Casa de Maternidad de Infancia, en el viejo hospital de San Sebastián, quedó clausurado, y ante las características de una nueva residencia y su régimen de funcionamiento, que permitiría atender a todos los niños hasta los 7 años, si distinción de clases sociales, pasó a denominarse Residencia Infantil el Carmen. Se ubicó en el edificio de Puerta Nueva(iv).
El Colegio de sordomudos “Ponce de León”, creado en 1958, fue también un edificio de nueva construcción, dotado de los elementos que imponía la nueva pedagogía para la enseñanza especial, y al que acudían niños de la provincia de Córdoba y de otras.
El hospital general se encontraba en un viejo edificio del siglo XVIII y se había quedado totalmente insuficiente para las necesidades sanitarias de la provincia. La creación de los nuevos hospitales general y psiquiátrico obedecía al deseo corporativo de dotar a la provincia de Córdoba de dos centros modelos en su género, huyendo del viejo concepto de Beneficencia, puestos al servicio de todos los cordobeses, fuese cual fuese su situación económica.
Los caminos para el desarrollo
Para Antonio Cruz Conde los caminos eran las vías por las que la provincia podría desarrollarse, la incomunicación de zonas y pueblos infligía un grave quebranto económico a la provincia. Como en tantos otros aspectos, este Presidente analizaría el estado de la cuestión y diseñaría las tareas a realizar. A finales de 1962 presentaba una moción en la que recogía la problemática provincial y presentaba un plan que sometía al pleno. La atención principal de la Diputación se centró en dotar de comunicación a todas las aldeas de la provincia, que permanecían totalmente incomunicadas y en circunstancias verdaderamente deprimentes.
En 1964 Antonio Cruz Conde planteaba la necesidad de establecer vías de comunicación en la Campiña y Santaella, en el llamado desierto del barro, y muchos lo vieron como una utopía irrealizable. Cruz Conde haría trabajar a los servicios técnicos a paso de carga para construir caminos en zonas que, como la Campiña se consideraba vitales, y para comunicar zonas deprimidas o alejadas, pero también hizo intervenir a los que se iban a beneficiar como parte más directa. Tres años después las carreteras de la zona estaban prácticamente terminadas, se habían invertido 240 millones de pesetas y había colaborado el Gobierno y los propios labradores cordobeses. Desde el acceso de Cruz Conde en 1961 al 1964 se habían invertido en conservación y construcción de caminos 75 millones, la red se había ampliado a 1700 kilómetros, y en 1967 superaba los 2000 kilómetros. Además de estos caminos podríamos decir de carácter económico o agrario, se construyeron los llamados caminos turísticos. La Sierra de Córdoba es de una belleza extraordinaria y se iniciaron rutas en Hornachuelos y cerca de la capital, en Trasierra.
La puesta en marcha y la realización del Plan General de Caminos de las Campiñas de Córdoba y Santaella implicó la adquisición de vehículos y maquinaria del Parque Móvil de la Diputación por valor de casi 12 millones de pesetas(v).
La Cooperación
Faltos de urbanización y de servicios esenciales, se llevaría a muchos pueblos luz, teléfono, agua y alcantarillado. La Diputación duplicó sus presupuestos en materia de cooperación y puso en marcha numerosos servicios: urbanizaciones, mercados, mataderos, escuelasvi, parques comarcales contra incendios. La Diputación estableció tres parques comarcales contra incendios en la provincia: córdoba, Peñarroya-Pueblonuevo y Montilla
El presidente Antonio Cruz Conde dio preferencia a las obras de abastecimiento de aguas y saneamiento en estrecha relación con la Comisión Provincial de Servicios Técnicos. Y, ante las dificultades que los ayuntamientos tenían para la redacción de los planes y proyectos en obras de su competencia, crea en la Diputación un gabinete técnico al objeto de realizar esos planes, con planos que tuviesen todo lo necesario a fin de facilitar la labor de los ayuntamientos. En una década se habían conseguido realizaciones importantes. 41 pueblos recibieron ayuda para el abastecimiento de aguas, a la vez que se atendía el saneamiento de los mismos. Ningún municipio quedó sin comunicación telefónica, el paso siguiente fue extenderlo a todas las aldeas de alguna importancia. La electrificación de núcleos de población importante como las aldeas des Fuente Ovejuna, fue una realidad. La Junta Provincial de Construcciones Escolares el 27 de mayo de 1963 planteó el problema de construir más micro escuelas. Desde comienzo de la década de los sesenta se acelera el proceso de contribución a la urbanización de los municipios. Sepavimentaron calles y plazas.
Con el embalse de Sierra Boyera se daba viabilidad al Plan de abastecimiento de agua a Peñarroya, Pueblonuevo y Belmez y a su polígono industrial. En julio de 1965 La dirección General de Obras Hidráulicas y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir aprobaban el plan, y el denominado Plan del Guadamatilla pasaba a informe de la Confederación del Guadiana. A finales del mandato de Cruz Conde, el pleno aprobaba la construcción de los pantanos de Guadamatilla y Sierra Boyeravii. En 1962 había iniciado las gestiones para conseguir que se autorizara a una Diputación, como caso insólito en toda España, para que acometiera los estudios de viabilidad y los proyectos de una obra de 600 millones de pesetas, pero que alejaría de los pueblos de la provincia de Córdoba el fantasma de la falta de agua, y poner en regadío zonas del norte de la provincia. A través de la Cooperación se llevaría a remotos lugares de la provincia luz, teléfono, agua y alcantarillado, más la construcción de mercados, mataderos, y viviendas para funcionarios municipales. De 1961 a 1964 los servicios de cooperación a los municipios ejecutaron obras por importe de 15 millones de pesetas, estando en ejecución otras por valor de 50 millones. En mercados y mataderos se habían invertido 20 millones, más 7 para viviendas de funcionarios municipales. En total en servicios municipales se había invertido unos 93 millones de pesetas.
Se creó un centro de fomento pecuario, y se contribuyó a la elaboración de un mapa edafológico de la provincia que sirviera de base para todos los estudios que se realizasen en este aspecto. La instalación del Centro de Fomento Pecuario, supondría una notable mejora en la ganadería provincial, principalmente en las especies de cerda, lanar y vacuno.
Fomento de los intereses de la provincia
La creación de la Caja Provincial de Ahorros, cuya nueva sede para oficinal centrales fue inaugurada en la avenida de Gran Capitán, facilitó la construcción de viviendas para funcionarios en la Plaza de Andalucía, el Parque Cruz Conde, Avenida de Andalucía y Avenida Carlos III. La Caja Provincial de Ahorros permitió la utilización de un Centro de cálculo Electrónico, que se había establecido en ella, al servicio de la facultad de Veterinaria y el Departamento de Zootecnia del CSICviii.
El nuevo palacio provincial
Un viejo proyecto que la Corporación provincial había reiteradamente intentado era el tener una sede digna. Las remodelaciones parciales del edificio de Pedro López quedaban insuficientes. El convento mercedario del siglo XVIII, que había alojado el hospicio hasta esas fechas, había quedado vacío tras el desalojo de los acogidos y su traslado a los nuevos edificios creados para ellos, sería ampliado y adaptado a casa palacio convirtiéndose en uno de los edificio emblemáticos de la provincia. El arquitecto provincial Rafael de la Hoz fue el artífice de la adaptación del exconvento a sede de la Diputación, completando su labor el arquitecto provincial José Chastangix.
El mecenazgo cultural
En 1966 se reanudó el Certamen de Pintura y Escultura El certamen fue bien acogido y se presentaron 51 pinturas y 18 esculturas. Salió premiado el cuadro de José Duarte “La barquilla verde”. El segundo premio de escultura fué para Rafael Orti.
También se reanudó el servicio de Publicaciones de la Diputación; continuándose la labor del Catálogo Artístico y Monumental de la provincia, y la de la Revista OMEYA.
Pascual Calderón Ostos fue presidente de la Diputación de Córdoba de 1967 a 1972. Había sido colaborador de Antonio Cruz Conde y su política fue de continuidad de la labor emprendida por su antecesor, lo que permitió completar la dotación de importantes servicios provinciales y en los municipios de la provincia
La cooperación al desarrollo provincial
El empobrecimiento de la provincia, causado por la emigración, la falta de industria y el desmantelamiento de algunas líneas férreas en el norte y este de la provincia incidieron en la sensación de estar quedando al margen del desarrollo a comienzos de los setenta. El Presidente Pascual Calderón expresó que se estaba produciendo el "empobrecimiento de los pobres", y tenía puestas sus esperanzas en el Polo de Desarrollo, que se abría como un amplio campo donde la Diputación podría invertir sus recursos económicos, pero la grave situación económica, en la que estaba quedando la provincia, generaba discrepancias políticas.
El presidente Calderón expuso cuáles eran los proyectos que tenían más importancia y comenzó hablando del abastecimiento de agua a Montilla y la zona meridional de la provincia, ya en fase final. El problema de Montilla se venía denunciando desde hacía un siglo, pero no se había resuelto porque la solución no podía venir ni del río Cabra ni del Campo de Aras en Lucena, dado lo limitado de su capacidad, sino que la solución habría de venir del aprovechamiento del río La Hoz y pantano de Iznájar, lo que permitiría asegurar un amplio suministro para Lucena, Cabra, Fernán Nuñez, La Rambla, Santaella, Espejo y Castro del Río y tal vez otros pueblo de la zona sur
Junto a la serie de planes de cooperación que podría llamarse ordinarios hubo algunos de carácter realmente extraordinario como fueron la construcción de los embalses de Sierra Boyera y Guadamatilla. Su logró suponía la solución definitiva del abastecimiento de aguas con capacidad para el desarrollo industrial de Peñarroya-Pueblonuevoy Belmez, y para Hinojosa, Belalcazar, Santa Eufemia, Dos Torres, el Viso Villaralto y Villanueva del Duque.
Los caminos
La zona Norte no había sido objeto de atención en cuanto a una red de carreteras, tan solo los tradicionales caminos vecinales. 1971 había sido un año catastrófico para los pueblos del norte de la provincia y al finalizar el año el diputado del distrito de Fuente Obejuna, Rafael Canalejo Cantero, presentó una moción en la que pedía a la Corporación que iniciase la realización de un estudio a fondo para resolver los graves problemas de aquellas carreteras que dificultaban aún más el desarrollo de la zona, ya que no solo se trata de distancia en kilómetros sino de distancia en tiempo, siendo ideal establecer comunicación lo más directa posible con una carretera de peaje desde Córdoba a Espiel-Badajoz y Espiel-Calatraveño-Villanueva de Córdoba.
Las obras provinciales
Bajo la Presidencia de Pascual Calderón se culminaría la construcción de los hospitales general y psiquiátrico. El nuevo Hospital Psiquiátrico de Córdoba plasmaba materialmente los nuevos conceptos asistenciales en materia de psiquiatría, rompiendo con viejos moldes.
La Universidad en Córdoba
Con carácter de urgente en la sesión plenaria de mayo de 1968, el Presidente Pascual Calderón informaba que por la comisión Permanente del Consejo Provincial del Movimiento se solicitaba la creación de una universidad en la capital cordobesa, la Diputación se adhiere a la solicitud y ofrece la ayuda que fuera necesaria para llevar a efecto la instalación de centros en la capital. Pascual Calderón esperaba contar con la primera universidad autónoma del Movimiento en Córdoba
La Diputación intentó durante varios años dotar a Córdoba de universidad propia, las gestiones fueron arduas y fracasaron en algún momento, como da a entender Pascual Calderón en su discurso de 1971, pero el Presidente Santolalla proclamará como un gran logro para Córdoba la creación del Colegio Universitario para cuya sede se adaptó el edificio del Cardenal Salazar, antiguo hospital que había quedado vacío al crearse el nuevo hospital general.
El 14 de octubre de 1971 se ponía en marcha el Colegio Universitario de Córdoba, impartiendo enseñanza para las carreras de Ciencias Biológicas, Filosofía y Letras y Derecho. Días después el 5 de noviembre de 1971 el Consejo de Ministros aprobaba el III Plan de Desarrollo en el que figuraba la creación de la Universidad de Córdoba.
Reforma de la Imprenta
Durante la presidencia de Pascual Calderón Ostos continuaron las obras de reforma del edificio del que había sido Casas Socorro Hospicio para adaptarlo a Palacio provincial sede de la Diputación, durante las obras se reubicaron los talleres de la imprenta en el sótano del edificio, ampliando y modernizando las instalación y dando preferencia en la contratación de empleados a los alumnos de los Colegios Provinciales. En 1971 tras la renovación y puesta al día del material técnico de la imprenta, se vuelve a imprimir la Revista Omeya en los talleres provinciales desde el número 17.
En septiembre de 1967, a la muerte del primer regente de la imprenta Antonio de Julián Navarro, se le encarga la parte administrativa de la imprenta a Mariano Amo, que estaba trabajando como Jefe del Negociado de Ingresos en Intervención, y al frente del taller a Antonio de Julián y Julián, linotipista preferente, que pasaría a jefe de taller en marzo de 1974.
En estos años se continuó la impresión de publicaciones periódicas oficiales como el BOP, el Boletín Eclesiástico de la Diócesis de Córdoba, y la de otro tipo de publicaciones. Entre 1933 y 1963 se imprimió la Memoria Anual del Colegio de Cultura Española, la Revista ‘Maestro Ávila’, de los Padres jesuitas, una Guía de Córdoba (Anuario General); la Historia de Baena de Valverde Perales y las Obras completas de san Eulogio, edición bilingüe en latín y castellano por encargo de la Real Academia de Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba en 1959. El Servicio de Publicaciones de la Diputación editaba e imprimía en su imprenta el tomo I de las Obras de don José de La Torre y del Cerro.
La presidencia de Manuel Santolalla tiene dos etapas. La primera desde su nombramiento el 30 de septiembre de 1972, incorporándose a la Diputación constituida en 1971 y continuando en la formada en abril de 1974, hasta las elecciones municipales de 1976 en que fue reelegido. Continuó en la presidencia hasta las primeras elecciones municipales bajo el régimen de la Constitución de 1978, cesando el 26 de abril de 1979. La gestión provincial de 1976-1979 puede calificarse como de pretransición.
La transición a la democracia
Las corporaciones presididas por Manuel Santolalla protagonizaron los históricos momentos de fin del franquismo e inicio de la transición al régimen constitucional. El diputado Miguel Manzanares en el pleno de febrero de 1976 presenta una moción que dio lugar a la invitación de los presidentes de las corporaciones provinciales andaluzas a celebrar una reunión en Córdoba, al objeto de estudiar la posibilidad de actuar mancomundamente. El proceso regionalista despertó un amplio eco entre la población
Las elecciones provinciales restringidas de 1976 se llevaron sin incidentes y el presidente de la Diputación de Córdoba, Manuel Santolalla fue reelegido. Aquella corporación colaboró en todas las cuestiones que fueron surgiendo de sin obstaculizar ningún aspecto, cumpliendo con todo aquello que era necesario para que no se paralizase la administración provincial, pero sin contraer compromisos graves que pudieran comprometer la acción de la siguiente Corporación, que se preveía fuese ya totalmente nueva. Como novedad, es necesario resaltar el notable impulso que se concedió al desarrollo autonómico a través del Ente Regional Andaluz.
La fecha más emblemática del cambio de una época a otra vendría señalada por el año de la muerte del general Franco, en 1975. En esta fecha, como precisa J. Linz, la transición española a la democracia no se inicia, desde un régimen totalitario, sino que el franquismo en sus postrimerías se ajustaba a las descripciones del modelo de régimen autoritario, en el que se habían dado una serie de procesos que coadyuvarían el paso a un sistema democrático(x).
Las últimas diputaciones del franquismo, constituidas en 1974, antes de la muerte de Franco, fueron renovadas mediante elecciones restringidas en 1976. De julio 1976 a junio1977 tuvo lugar el proceso de reforma desde la legalidad franquista. En la legislatura constituyente de 1977-1979 se aborda el proceso gradual de cambio en las instituciones locales. Entre 1979 y 1982 se celebran las elecciones locales con instrumentos jurídico-políticos elaborados en la legislatura anterior. Entre noviembre de 1982 y diciembre de 1988 se procede a la normalización local. En abierto paralelismo podemos establecer la cronología de los años de la transición en la Diputación de Córdoba. El 1 de abril de 1976 se constituye en la Diputación de Córdoba una corporación que continuaría hasta el 26 de abril de 1979, fecha en la que se constituye la primera diputación de la democracia. En la Diputación de Córdoba el proceso transitivo se realiza bajo la presidencia de Manuel Santolalla de la Calle, inscrita en el marco cronológico que unos autores denominan tardofranquismo, agonía del régimen y otros como pretransición.
Al presidente Manuel Santolalla le tocó vivir el fin de las diputaciones de la era de Franco. En el interregno que sigue a la muerte de Franco, el presidente Santolalla responde a ese tiempo de España, que señala Aranguren, en el que es preciso percibir la fluidez social y cultural por debajo de la rigidez jurídica y política, para poder entender lo que estaba ocurriendo. Santolalla, en su último discurso, con motivo de la constitución de la Diputación en 1976, utilizará un estilo diferente al de años antes. Introdujo los términos democracia y pueblo, dentro de la discreción que pareció caracterizarle, no pasó de un discurso del franquismo a una exaltación de la democracia, sino que al utilizar el concepto de democracia, lo hizo consciente del abuso que podría significar, ni se aferró al pasado, ni se engancho al nuevo tren que pasaba, simplemente colaboró a una transición pacífica"... aquí procuramos tener un trabajo comunitario, unas decisiones, no las llamaré democráticas para no abusar del concepto, de acuerdo entre todos...” Con la promoción de Andalucía y del Ente Regional procedía al entierro de las precedentes instituciones
Los hombres que mantuvieron el poder en la Corporación provincial de Córdoba, en los cuatro difíciles años que van desde la muerte de Franco a la constitución de la primera Diputación de la democracia en 1979, supieron hacer mutis por el foro, sin estridencias. Los diputados provinciales continuaron en sus puestos en las difíciles horas y días que siguen a la muerte de Franco.
El mecenazgo cultural, educativo y artístico
En 1973 tuvo lugar en Córdoba la V Asamblea de Instituciones de Cultura de las Diputaciones de España. Para la Asamblea la Diputación de Córdoba organizó una brillante exposición de orfebrería cordobesa, cordobanes y guadamecíes, y libros antiguos.
El hospital general había sido inaugurado en 1969 y el 24 de julio de 1974 se firmó un convenio de colaboración entre la Universidad de Córdoba y la Diputación, por el cual el hospital general provincial adquiría la categoría de hospital clínico para poder impartir la docencia de la Facultad de Medicina, convirtiéndose en punta de lanza de la misma en 1977. La primera promoción terminó en el curso 1977-1978.
Continuando con la labor de mecenazgo artístico se concedieron pensiones para ampliar estudios de pintura. José María Córdoba, que obtuvo una beca de la Diputación para estudiar en Italia. El autor donaría a la corporación provincial dos de sus cuadros: La Creación y Estudio para hombre sentado. Y en 1977 Mercedes Jurado Fernández-Delgado fue becada por la Diputación para ampliar estudios de pintura. Con la firma de Mayme, donó dos obras a la Diputación: Paisaje y Vista de París
Beneficencia, Sanidad y Obras Sociales
La Diputación continuaba asumiendo sus tradicionales competencias en materia de beneficencia y asistencia social, y bajo el mandato de Santolalla se continuaría la tarea de Pascual Calderón, que culminaría el diseño provincial realizado por Antonio Cruz Conde con la inauguración y pleno funcionamientos de centros sanitarios y asistenciales
En 1974 se inauguraron los Colegios Provinciales “Príncipe Felipe”. Estos, en el curso 1978-79 albergaban a casi ochocientos alumnos desde recién nacidos hasta los 18 años, atendían a chicos y chicas con problemas familiares, sociales o económicos. La Residencia Infantil “El Carmen”, sustituía a la vieja casa cuna y recogía desde los recién nacidos hasta los 8 años en que pasaban a otros colegios. Para las edades comprendidas entre los 8 y los 18 años estaban el colegio “Fernando III” para niños y el “Isabel la Católica” para niñas. En esta edad se les integraban en las escuelas nacionales, atendidos siempre por profesores funcionarios encargados de tutoriar las tares intelectuales y académica. Las colonias veraniegas de Chipiona y Cerro Muriano serían los lugares de las vacaciones estivales. Elcolegio “Ponce de León” estaba dedicado a niños y niñas sordos, donde se les enseñaba desde aprender a escuchar hasta el aprendizaje de profesiones que les facilitara su integración social, como fue la de perforistas para centros de cálculo.
Cerca del hospital psiquiátrico, se instaló el denominado en su día Centro de Subnormales Profundos con un estilo arquitectónico funcional, tenía capacidad para 72 personas, contaba con sala de logoterapia, fisioterapia, comedor, cocina, dormitorios, etc. su objetivo fundamental era evitar el abandono de personas con un escaso coeficiente intelectual, sin límite de edad.
Los caminos provinciales y la cooperación a los municipios
En 1974 Santolalla haría un balance de cómo estaban los caminos de la provincia todavía. La red provincial de carreteras era de 7620 kilómetros, de los cuales pertenecían a la Diputación 2.600. Se realizó un nuevo catálogo de vías provinciales que incluía una red provincial básica y una red provincial complementaria, y eran conscientes de que no estaban en buenas condiciones. De los 2.828 kilómetros de carreteras de la Diputación, un 71% tenían un firme anticuado para la época moderna, y el 70% no tenían una anchura de más de 4 metros, inconveniente para el transporte que exigían los nuevos tiempos, además de las limitaciones de carga. Pero para poner las carreteras en orden y hacer los 1.500 kilómetros que eran necesarios se precisarían uno 3000 millones de pesetas. Sólo para acondicionar la red que tenían hacían falta 800 millones, y para mantenerla unos 200 millones anuales, cuando el presupuesto de la Diputación era de 490 millones. Consideraba que era necesario tener conciencia de lo que se tenía y hasta donde podían llegar. Se aprobaron presupuestos especiales para la construcción de caminos vecinales, para obras de cooperación con los municipios, para abastecimiento de agua a la zona sur de la provincia, plan de la comarca de Acción Especial en la Zona Norte.
La Diputación de Córdoba había acometido la construcción de una impresionante obra hidráulica, el embalse de Sierra Boyera, con una inversión de mil millones de pesetas y que abastecería de agua a 16 poblaciones. Emplazado en las inmediaciones de Belmez sobre el río Guadiato se había iniciado su construcción en 1969.
Cubiertas las necesidades mínimas de los pueblos de la provincia o en vías de resolverse, la Diputación acomete otras realidades como las deportivas. En años anteriores ya se habían apuntado estas realidades con la aparición del cerramiento de los campos de deportes en algunos municipios. En 1976 la Diputación firma un convenio con la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes, con el cual se inicia la promoción de instalaciones deportivas en la provincia de Córdoba.
i) Sobre la hacienda de la Diputación véase el trabajo de Aurora Mª Jiménez Caballero, “El sistema tributario en las haciendas provinciales. La Diputación de Córdoba” en Arcontes. Cuaderno del Archivo de la Diputación de Córdoba, 3 (2010), 45-74.
ii) José Dieguez Ortíz, La Diputación y la Enseñanza Primaria, Omeya I, 1, 1956
iii) Sobre la repoblación forestal puede consultarse Bartolomé Jesús Corredor Gavilán, “La repoblación forestal en la provincia de córdoba de 1945 a 1975. Expedientes del Archivo de la Diputación de Córdoba, en Arcontes. Cuaderno del Archivo de la Diputación de Córdoba, 1 (2007), 143-164.
iv) Francisco Navarro Calabuig, “El Carmen” Residencia infantil, en Omeya 8 (1967)
v) Rafael Muñoz “Leafar”, “Habla don Francisco Pérez Poyato Diputado visitador del parque Movil de Maquinaria y Servicios de Vías y Obras”, en OMEYA 11 1968.
vi) Sobre las construcciones escolares véase Aurora Jiménez Caballero, Francisco Mellado Calderón, Lorena Sáez Delgado, “Los expedientes de construcciones escolares en el Archivo de la Diputación de Córdoba. Aportación al estudio de una serie documental, en Arcontes. Cuaderno del Archivo de la Diputación de Córdoba, 1 (2007), 165-186.
vii) Luis Agredano, “El presidente de la Diputación habla del embalse de Sierra Boyera”, en OMEYA 7, 1966.
viii) Francisco Navarro Calabuig, “Un centro de cálculo electrónico al servicio de la ciencia y de la economía en Córdoba”, en Omeya 98 (1967)
ix) Sobre el palacio de La Merced véanse los trabajos de Mª Carmen Martínez Hernández, “El palacio de la Merced. Sede de la Diputación provincial de Córdoba”… 57-76. Mª Dolores López Mezquita, Guía del palacio de La Merced.
x) Mª Carmen Martínez Hernández, “Fin del régimen franquista e inicio de la transición en la Diputación de Córdoba. 1972-1979”. En La Transición a la Democracia en España. Historia y Fuentes Documentales: Actas de las VI Jornadas de Castilla La Mancha sobre Investigación en los Archivos: Guadalajara, 4-7 de noviembre de 2003.Guadalajara, 2004, 248 p. ISBN: 84-931658-8-3 +1 cd rom, (cuadernos de Castilla La Mancha: 8) 17 p.
i) Sobre la Diputación de Córdoba durante el franquismo véase Mª C Martínez Hernández, Política y Administración Provincial. La Diputación de Córdoba: 1925-1991… I, pp. 139-326. Mª Carmen Martínez Hernández, “Competencias legales y asuntos plenarios. Una